Oyendo un tordo hablar a un papagayo,
Quiso que él, y no el hombre, le enseñara.
Y con sólo un ensayo
Creyó tener pronunciación tan clara,
Que en ciertas ocasiones
A una marica daba lecciones.
Así salió tan diestra la marica
Como aquél que al estudio se dedica
Por copias y por malas traducciones.